Jornalera,
jornalera
de
la yunta y el arado
del
amocafre y la azada.
Hoy
te encuentras envejecida
y
sin rincón donde vivir
y
otros a costa tuya
viven
en palacios feliz.
Jornalera,
mira
aquella finca,
aquella
es ganada y muy tuya
a
costa de tu trabajo
y
tu no tienes ninguna.
Sigues
con la misma miseria
que
tenías en el pasado
viviendo
en una choza
que
de favor te han prestado.
Cuéntale
a tus hijos
que
has sido maltratada
por
el capataz al lacayo
para
terminar la jornada.
Explícale
a tus hijos
que
significa ser lacayo,
lacayo
es el que tien
siempre
su amo.
Jornalera,
jornalera
que
con el sudor de tu frente
has
enriquecido al tirano
y
te paga con la muerte.
José
Parrilla Ortega, febrero del 1986
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