Al museo de los tablones
un día lo visite
y vaya tropezó que dí
con una iglesia y un francés.
El francés se las fugo
y la iglesia fue para mí
vaya noche que pasé
de alegría, que me quede
mucho más chiquitín
Tablones, hay tablones
anejo de Motril
me acordaré de la iglesia
y del día que nací,
allí no hay museo.
Lo que hay son tabloneros
que son muy amigos míos
y muchas hiervas y conejos
recordaré de la iglesia
y de su bello país
y lo que pase con ella
durmiendo en su jardín.
Y aquí termino este rollo
con arrojo y valentía
vaya noche que pasé con la iglesia,
que me acordaré toda mi vida.
Autor José Parrilla Ortega. Poeta popular, marzo 1990
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